Ante
el bravo y codicioso sexto desplegó el español un compendio de conocimiento,
valor y oficio que deslumbró. Foto: Fernando Zambrano

Por:
Víctor Ramírez “Vitico”
El
rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza dio una verdadera lección de toreo
a caballo en una tarde en la que sin trampa ni cartón Rafael Orellana se jugó
fríamente la vida, con un valor espartano que no tuvo refrendo con la espada.
La
atracción de la feria era el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, que con su
primero cumplió a secas, con oficio pero sin sentirse a gusto ante un toro
complicado con el que se vio fácil. Ante el bravo y codicioso sexto desplegó el
español un compendio de conocimiento, valor y oficio que deslumbró. Nunca se
dejó tocar las cabalgaduras, templo portentosamente en rítmicos galopes de
costado, dio el pecho al clavar y toreó con la precisión de los elegidos. Las
banderillas largas y cortas las clavó en todo lo alto y sus quiebros, batidas a
pitón contario y adornos fueron apoteósicas. Cobró un rejonazo arriba
fulminante y paseó dos orejas con fuerte petición de rabo.
Valiente,
entregado, con oficio y conocimientos de la lidia se presentó el español Javier
Castaño que toreó muy bien con capote y muleta. Destaca en este matador su largo
toreo con la mano izquierda, enganchando siempre adelante las embestidas,
dotando al pase de extensión, temple y profundidad. Empezó su primera labor
sentado en una silla y de inmediato el público entró en vereda, por lo que tras
fallar con el descabello perdió un seguro trofeo. Ante el sobrero cuarto,
hondo, fuerte y que sembró el terror en los dos primeros y caóticos tercios,
Castaño se mostró enterado, pues todos los problemas del toro desaparecieron
cuando el torero, muy firme, le citó con la muleta bien puesta, le tocó con
precisión y lo más importante le llevó largo. Con el estoque de cruceta no
acertó y allí se esfumó la puerta grande.
El
primer toro de Rafael Orellana, manso, bronco, áspero y peligroso, mostró desde
que salió un empeño grande en llevarse por delante al torero de Tovar, que se
mostró muy valiente, pero a éste toro, no le daba un pase ni el que lo inventó.
Tras una fuerte voltereta con buen criterio, Orellana abrevió, aunque estuvo
pesado con el acero. Ante el quinto, Rafael destacó toreando a la verónica y se
arrimó de lo lindo. Muy firme, toreó con temple, ceñimiento, hondura y ligazón,
en varias tandas meritorias, a centímetros de los pitones. Destacó manejando la
muleta con la mano izquierda y de no fallar a espadas, el triunfo hubiese sido
de clamor. Para los toreros de a pie, la espada fue la cruz.
FICHA
TERCERA CORRIDA DE FERIA
San
Cristóbal
Sábado
26 de enero.
Tercera
corrida de feria.
Casi
lleno en tarde agradable.
Tres
toros de El Paraíso (primero, segundo y quinto) uno de El Prado (tercero), uno
de Rancho Grande (sexto) y cuarto bis de Juan Bernardo Caicedo. Desiguales de
presentación y juego. Noble el primero, peligroso el segundo, encastados cuarto
y quinto. Complicado el tercero y bravo el sexto, “Tinajero”, número 149,
premiado con la vuelta al ruedo.
Pesos:
460, 442, 442, 550, 446 y 455 kilos.
Javier
Castaño, de turquesa y oro: Palmas tras aviso y palmas tras aviso.
Rafael
Orellana, de azul rey y oro: Silencio y vuelta tras aviso.
Rejoneador
Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas y dos orejas. Salió a hombros.
Javier
Castaño se presentó en Venezuela con el toro “Alcahuete”, número 89, castaño
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